Esteban Galdames se fue en misión de enseñar skate hacia Palestina, estando allá nos escribió para contarles a todos su experiencia y lo difícil que es la vida de los niños en Palestina, gran labor y terrible vocación, Maestro Esteban!
Todo nace desde una idea. Las ganas de querer lograrlo y cumplir con el objetivo ¡Así partió este viaje! Motivados por el skate -como siempre la mejor arma con que uno puede contar- supimos que había una pequeña escuela de skate -en una precaria aldea situada en Palestina llamada Jayyous- en la que hacían clases y compartían tanto mujeres como hombres durante las tardes. Nos llamó la atención el lugar -hoy en día se mantiene un clima bastante tenso y un conflicto que sigue vigente- y por sobre todo ¡El skate! Nos parecía increíble que, dado el contexto actual en esa zona (Ocupación Israelí en Medio Oriente) se mantuvieran actividades como esas y que al mismo tiempo se fueran haciendo más conocidas con el pasar del tiempo.. No habíamos inventado la rueda, «Skatepal» es una ONG internacional con base en Inglaterra y lleva casi 6 años funcionando y a punta de voluntarios de diferentes países! Y bueno, luego de armar nuestras maletas y tener todo listo, teníamos que lograr lo más importante ¡Llegar!
Después de haber volado hasta Madrid, la primera parada es en Tel Aviv, la capital de lo que hoy en día es Israel ¡Casi 20 horas en un avión! Cansados y muertos de calor debido al clima húmedo debíamos tomar un bus de casi una hora para recién llegar al centro de la ciudad y así poder dormir una noche y con eso tener energías para, luego, zarpar a la conocida ciudad de Jerusalén.
Ya en Jerusalén, impactados además por lo diferente de la cultura y a lo que estamos acostumbrados al menos en Occidente, debíamos tomar otro bus hacia la ciudad de Ramallah (de aquí en adelante las ciudades pertenecen al West Bank, lo que de «cierta manera» vendría siendo Palestina hoy en día… Y bueno, una aventura no menor debido al cruce de las fronteras y muros que se han instalado por parte del régimen Israelí para aislar a la población Palestina) y con eso, otro taxi para poder llegar recién a Azzun. Otra nueva parada, otra nueva ciudad.
Después de esa hora y media, y aliviado-nervioso por estar aún más cerca del destino final debía tomar otro taxi para así poder cumplir con el objetivo ¡Instalarme en Jayyous!

Finalmente, luego de varias horas de viaje, mucho cansancio, extremo calor y cambios de horarios incluidos logramos pisar tierra firme ¡No podía creerlo! Logré llegar al skatepark que habíamos visto por internet solo unos meses antes y que ya era casi un mito en nuestras conversaciones.

Estaba repleto de niños jugando, andando en skate, muy felices y emocionados porque se sumaba un nuevo voluntario, y ¡Chileno! (Siempre hay un chileno dando vueltas por ahí dicen jaja)
Se logró… ¡para no creer! ¡Ya llevamos un par de semanas instalados aquí, tratando de conocer aún más esta gran cultura, las diferentes costumbres, los códigos de convivencia, la religión, el lenguaje, la comida pero sobre todo queriendo empaparse de la energía y sonrisa de todos estos pequeños gigantes que día a día, sin pausa, luchan por su libertad entre las rejas y el cemento que los aísla debido a las siniestras políticas de ocupación por parte de Israel!
Alguien dijo por ahí que «La lucha es lo único que nos hará libres..»
¡Péguenle una mirada a @skate_pal en Instagram y vean hasta dónde pueden llegar las ganas de más!
Gracias skateboarding… ¡Viva Palestina libre y toda su gente!
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